viernes, 18 de diciembre de 2009

ME PIDES QUE TE HABLE DE LOS REYES

Me pides que te hable de los Reyes
en una Navidad sin colorido,
la nieve que ha venido forma un manto
cubriendo las montañas y los ríos.

Recuerdo que hace años, de pequeño,
buscaba los juguetes con ahinco,
después de aquella noche tan ansiada
temiendo los carbones y el ladrillo.

Decían que los hombres, si son malos,
reciben estas cosas de castigo,
decían tantas cosas los mayores
quizás para tenernos intranquilos.

Hoy sé que Navidad es diferente,
que en ella cada año nace El Niño,
y viene en un pesebre allá en Judea
a pesar de las nieves y los fríos.

Entonces nuestros Reyes, con la estrella,
se acercan a adorarle con cariño,
le dejan toda clase de presentes
y vuelven a sus reinos renacidos.

El oro que han dejado se transforma,
y ciega nuestras almas con su brillo,
eleva nuestros sueños y esperanzas
marcando nuestros pasos y latidos.

Nos cubre el dulce incienso con su aroma,
con capa de neblina y de infinito,
nos deja transformados en mayores
envueltos entre tules y entre linos.

La mirra deja un sello diferente,
colmando de perfumes el destino,
la misma fue tomada con paciencia
de árboles lejanos en Egipto.

Los Reyes que adoraron tienen reinos,
servidos por vasallos en Castillos,
más algo les indujo en esta noche
y vuelven a Belén, como hace siglos.

Por eso cada año nuestros Reyes,
renuevan sus regalos a los niños,
acuden con juguetes y camellos
viviendo esos minutos tan precisos.

Los viven con nosotros, sin saberlo,
los Reyes y los Magos son lo mismo
y entregan, sin dudarlo, lo que tienen,
a cambio del Amor, del Dios divino.

Rafael Sánchez Ortega ©
18/12/09

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