domingo, 27 de diciembre de 2009

BUSCABA CADA DÍA LA SONRISA

Buscaba cada día la sonrisa
en la imagen coqueta de la luna,
sin saber que la luna se hace grande
y que crece y se estira en la penumbra.

La sonrisa se escapa de los cielos
en un rayo de luz y de cordura,
de los labios un tanto misteriosos
de esa reina que observa nuestras dudas.

Él buscaba esa gracia seductora,
con la calma, la paz y la dulzura,
deseando la mano y la caricia
que a su alma rozaran sin excusa.

Es por eso que busca la sonrisa,
y la busca y buscaba con premura,
como busca el sediento aquella fuente
que le sacie la sed de su fortuna.

Buscador de sonrisas no te pares,
no detengas tus pasos por ninguna,
quizás veas sonrisas engañosas
quizás griten tu nombre en las alturas.

Ten en cuenta que el mundo es un teatro,
una tierra cruel y testaruda,
y aunque veas sonrisas con tus ojos
es la fiebre que colma tu locura.

Esa luna que sale por la noche
se pasea descalza por las dunas,
y en tus sueños te arranca mil suspiros
que son fruto de miedos y fisuras.

Es el alma que quiere esa sonrisa,
la que busca la imagen tan desnuda,
la que anhela el latido de tu pecho
y ese beso de miel con su burbuja.

Porque al fin todos somos soñadores
y buscamos sonrisas como ayuda,
sin saber que la mano que te tienden
es la mano sincera que tú buscas.

Rafael Sánchez Ortega ©
27/12/09

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una mano sincera es el mejor aliciente en los días de penumbra.

Bella metáfora!

Rafael dijo...

Cierto Diana, así es tal y como resumes.
Un abrazo.