martes, 29 de diciembre de 2009

AQUEL OSCURO DÍA DE DICIEMBRE

Aquel oscuro día de Diciembre
pasó y en él pasaron muchas cosas,
pasaron las gaviotas por el aire
marchando como siempre hacia la costa.

Pasó que un corazón muy lastimado
detuvo sus latidos con zozobra,
cansado, solitario y malherido
buscando su destino entre las sombras.

Las nieves en los montes se asomaron
dejando su blancura como nota,
las nubes se estiraban por el cielo
formando fantasías con sus colas.

Y el pobre corazón quedó sufriendo,
ausente y solitario en su derrota,
ajeno a la belleza del invierno,
perdido entre las dudas que lo asolan.

Las olas en los mares se estiraban
llegando hasta la playa perezosas,
salían las sirenas a la arena,
con flores y con lindas caracolas.

Más ese corazón, el que yo cuento,
sufría con dolor, su pasión loca,
sufría por amor, incomprendido,
mirando hacia la estrella muy remota.

La estrella y el cometa suspiraron,
mandando aquel mensaje sin demora,
quizás querían pronto consolarle,
bajar la luz, al hombre, caprichosas.

Y el duro corazón que estaba roto,
sintió en aquella luz, la dulce rosa,
que un día compartió con otro pecho,
y el pétalo tan fiel de seda roja.

Más todo quedó en sueño, en un buen sueño,
las rosas con espinas rasgan, cortan,
haciendo que el dolor sea más fuerte
sangrando el corazón sin salir gota.

¡Ay pobre corazón!, que estás ya muerto,
viviste una ilusión, bella y ansiosa,
más sufres de dolor por el vacío
el alma de cristal se encuentra rota.

Rafael Sánchez Ortega ©
29/12/09

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